Fui diagnosticada con cáncer en etapa IV, con una esperanza de vida de 4 meses. Hoy ya estoy curada gracias a Marvilán. Marvilán me hizo entender que todos somos energía, que lo más importante es observar que hay dentro de cada quien. Si ponemos atención y trabajamos nuestra energía interior, ésto cambia tu vida.
Lucía enfrentó uno de los diagnósticos más desafiantes que la medicina puede presentar: cáncer de colon en etapa clínica 4, con una expectativa de vida de apenas tres a cuatro meses. Aunque comenzó el tratamiento de quimioterapia sistémica, sintió en su interior la necesidad imperante de buscar herramientas adicionales para aceptar su proceso y descubrir qué aspectos de su salud podía controlar desde adentro. Fue este impulso el que la llevó a iniciar la terapia cuántica con Marvilán.
El trabajo de Lucía fue un proceso integral de introspección. Acompañada por Marvilán, aprendió a medir sus niveles de energía para identificar si se encontraba en “zona de enfermedad” o “zona de salud”. El desafío más profundo fue desmantelar sistemas de creencias limitantes heredados de su crianza y aprender a hacerse cargo de su persona interna, abrazándola, perdonándose y perdonando a los demás para soltar cargas emocionales pesadas.
Los resultados físicos no tardaron en manifestarse. Sorprendentemente, Lucía no presentaba síntomas secundarios por la quimioterapia; se sentía fuerte, en paz y enfocada, lo que llevó a las enfermeras a llamarla “la enferma que no está enferma”. El punto de inflexión ocurrió cuando sus niveles energéticos indicaron que ya no estaba en zona de enfermedad. Dos semanas después, un estudio PET confirmó que ya no tenía tumores en el cuerpo. Tras una cirugía mayor donde no se hallaron nuevas tumoraciones, Lucía alcanzó la remisión completa en noviembre del año pasado.
Hoy, Lucía vive sin medicamentos y con una salud vibrante. Su mensaje para quienes atraviesan procesos similares es enfocarse en el interior; cuando dejas de permitir que el mundo exterior te controle y trabajas en tu propia energía, tu vida entera se transforma.
Tratar la enfermedad únicamente desde el exterior es como intentar arreglar un proyector limpiando solo la pantalla donde se ve la imagen; Lucía entendió que la verdadera solución estaba en cambiar la “película” de creencias y emociones que se reproducía en su interior.