Me diagnosticaron Cancer de mama para lo cual requiería tratamiento de quimioterapia largo. Gracias a Marvián he podido asumir este proceso, conocerme nuevamente y obtener toda la ayuda que uno necesita para salir adelante de una situación así.
Cecilia Olmo recibió un diagnóstico devastador: un cáncer de mama agresivo con un tumor de gran tamaño, descrito por los médicos como uno de los más difíciles de tratar. Ante una estadística abrumadora, donde solo 7 u 8 de cada 1,000 personas con su cuadro clínico logran recuperarse plenamente, Cecilia decidió que no se limitaría a la medicina tradicional y buscó un camino complementario en el método de Marvilán.
Su proceso de sanación fue una inmersión profunda en el autoconocimiento. Bajo la guía de Marvilán, Cecilia adoptó una disciplina diaria que incluía meditaciones, la terapia del espejo y la lectura constante de materiales para reprogramar su mente. El reto más grande, según relata, fue aprender a amarse y valorarse, reconociendo que antes de la enfermedad no practicaba el amor propio. Transformó su vida estableciendo una nueva rutina: despertarse y acostarse en un estado de gratitud y felicidad consciente, sin importar las circunstancias externas.
Un aspecto clave de su transformación fue la liberación de creencias heredadas de sus padres y su entorno familiar. Cecilia describe este proceso como un “volver a nacer”, donde aprendió a escuchar su cuerpo y a dejar atrás patrones antiguos para dar paso a una “Cecilia nueva”. Esta fortaleza interna fue tal que, desde el primer día de terapia, comenzó a sentirse sana, enfrentando la quimioterapia con una energía envidiable.
Finalmente, tras completar el ciclo médico de quimio, radio y cirugía, los exámenes confirmaron su sanación total. Su médico, asombrado por el resultado, celebró su éxito dentro de ese mínimo porcentaje de sobrevivientes. El mensaje de Cecilia es una invitación a la entrega y la paciencia: la verdadera sanación ocurre cuando decidimos cambiar nuestra conciencia y amarnos profundamente antes que a cualquier otra cosa.
Sanar una enfermedad grave sin transformar el mundo interno es como intentar mantener limpia una habitación cerrando las ventanas pero dejando la basura adentro; Cecilia comprendió que, al limpiar sus creencias y nutrir su amor propio, su cuerpo pudo finalmente reflejar esa pureza y salud renovada.